Una señal de amor

Otro Día de Acción de Gracias sin mamá, pensé, cocinando el pavo y el relleno. Esta fue una fiesta particularmente difícil desde la muerte de mamá porque ella organizaba  la comida y todos los detalles de este día en especial. Mamá trabajó como cocinera en una farmacia en el centro de San Antonio. Me sentaba en uno de los grandes taburetes giratorios y, por muy ocupada que estuviera mamá detrás del mostrador, siempre se detenía a abrazar a sus «bebés». Siempre respondía con un beso, una palabra amable o un pequeño regalo para hacernos sonreír: ese es el tipo de madre que era. Pensando en esto le dije a Dios en mi mente cuánto necesitaba sentir ese amor otra vez. Después de la cena, mi esposo, Andrew y yo decidimos ir al cementerio de la ciudad, donde mamá estaba enterrada. Doblamos una esquina y vimos una gran señal amarilla que decía: «Venta de garaje».»¿Una venta de garaje en el Día de Acción de Gracias?», dije. Andrew se encogió de hombros y dijo: «¿Por qué no?». Seguimos avanzando por el vecindario buscando el camino al cementerio, pero finalmente, incluso Andrew admitió que estábamos perdidos. Y para todos los lados que mirábamos seguimos viendo esos signos amarillos anunciando la venta de garaje. El cementerio debería esperar. Andrew estuvo de acuerdo. «Sé que estás decepcionada, pero también podríamos parar en esa venta de garaje», dijo.»Claro», dije. Nos detuvimos en la acera y salimos. Paseé por varias exhibiciones. En una mesa divisé una bolsa de viejos cortadores de galletas de hojalata como los que había perdido en una inundación hace años. Mamá siempre me compraba cortadores de galletas para reemplazarlos, pero nunca había encontrado los que más me gustaban. «¿Cuánto cuestan los cortadores de galletas?» Le pregunté a la mujer. Ella examinó la bolsa y dijo: “Déjame preguntar». La mujer me entregó los moldes para galletas mientras esperaba. No lo había notado antes, pero impreso en la bolsa estaba el nombre de Jennie, el mismo nombre de mamá. No lo podía creer. Y adentro estaban exactamente los cortadores de galletas que había perdido de joven. Esta historia nos dice que Dios toma control hasta de los más pequeños detalles. Si en este momento te sientes solo y con una enorme necesidad de sentir afecto, recurre a Dios y el te llevará de su mano y te confortará. No te des por vencido. Recuerda que la prueba que vives no es más grande que tú, pues Dios vive en ti y el lleva el timón de tu barco. ¡Que Dios te de un Feliz Día!     AnyAular

Acerca de Fundacion Espacio Para La Esperanza

Los Valores y Principios son necesarios para un Crecimiento VERDADERO del ser Humano.
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